La historia narra los problemas de cuatro vendedores de bienes raíces de una agencia que se viene abajo por problemas en las ventas. Sólo uno de ellos ha tenido suerte en los últimos meses, Ricky Roma (Pacino), mientras que los otros tres, Shelley Levene (Lemmon), Dave Moss (Harris) y George Aaronow (Arkin) están en el balcón esperando ser despedidos.
Las cosas se complican porque la única herramienta que reciben para trabajar son los datos sobre clientes que saben que están arruinados e incapaces de comprar terrenos. Ellos se niegan a recibirlos pero el jefe de oficina John Williamson (Spacey) es tan verde que no quiere soltar los nuevos nombres de potenciales compradores de las colinas Glengarry ya que dichas listas son "para los que producen". La central de Mitchum & Murray -la agencia- envía a un supervisor, Blake (Baldwin), que castigará a los vendedores con un discurso humillante. Como último punto de dicho discurso, el sujeto enviado por la central lanzará un concurso: el primero que venda ganará un Cadillac, el segundo un juego de cuchillos. El tercero y cuarto están despedidos.
A partir de ese momento, se desatan los conflictos entre vendedores y jefes, entre clientes y vendedores, y finalmente entre vendedores y vendedores. Cada uno, con la desesperación de mantener a su familia, acudirá a todos sus recursos para intentar vender a los clientes, mientras el fantasma del despido baila sobre sus cabezas. Y cuando las cosas parecen estallar, ocurre un hecho insólito: alguien entra a robar en la sucursal de Mitchell & Murray, se lleva los teléfonos, los archivos, los contratos... y las lista Glengarry.
Las cosas se complican porque la única herramienta que reciben para trabajar son los datos sobre clientes que saben que están arruinados e incapaces de comprar terrenos. Ellos se niegan a recibirlos pero el jefe de oficina John Williamson (Spacey) es tan verde que no quiere soltar los nuevos nombres de potenciales compradores de las colinas Glengarry ya que dichas listas son "para los que producen". La central de Mitchum & Murray -la agencia- envía a un supervisor, Blake (Baldwin), que castigará a los vendedores con un discurso humillante. Como último punto de dicho discurso, el sujeto enviado por la central lanzará un concurso: el primero que venda ganará un Cadillac, el segundo un juego de cuchillos. El tercero y cuarto están despedidos.
A partir de ese momento, se desatan los conflictos entre vendedores y jefes, entre clientes y vendedores, y finalmente entre vendedores y vendedores. Cada uno, con la desesperación de mantener a su familia, acudirá a todos sus recursos para intentar vender a los clientes, mientras el fantasma del despido baila sobre sus cabezas. Y cuando las cosas parecen estallar, ocurre un hecho insólito: alguien entra a robar en la sucursal de Mitchell & Murray, se lleva los teléfonos, los archivos, los contratos... y las lista Glengarry.